Hasta hace poco, la palabra "hada" solía evocar en la imaginación un tipo muy concreto de ser fantástico: femenino, bondadoso y con poderes mágicos, que, en los cuentos, ayudaba siempre a la protagonista, o el protagonista, a salir victoriosos cuando eran víctimas de una injusticia.
En mi libro El Reino de Fairiel, se considera al término hada en un sentido más amplio y al mismo tiempo más real, incluyendo en él a todos los Espíritus de la Naturaleza: hadas, duendes, elfos, ninfas y demás seres incorpóreos que han formado siempre parte inseparable de los mitos y leyendas de las más diversas culturas.
Hemos llegado a un punto en la evolución de la humanidad en que lo fantástico, no es ya lo imaginario, sino lo real. Cualquiera que aplique seriamente la imaginación al estudio de la realidad pronto descubrirá que la frontera entre el mundo visible y el invisible, es en verdad muy tenue. La probabilidad de que existan otros universos paralelos al nuestro parece cada vez menos fantasiosa. Y ésta es una idea que encontramos constantemente en diversos campos de la investigación científica.
El libro "El Reino de Fairiel", no es un libro de ciencia, pero tampoco es un cuento. Es un viaje con formato de novela fantástica y romántica, a otras dimensiones de la realidad, distintas a lo que percibimos cotidianamente. En él se intercala lo imaginario y lo verdadero, la fantasía y la realidad.
En Fairiel, las hadas demuestran una inteligencia y evolución superior a la del hombre, un sentido de unidad y respeto por la Naturaleza que muchos seres humanos no experimentamos. Inmersos en una aventura, los personajes logran aprender de ellas mediante mensajes y enseñanzas que estos seres exponen continuamente a lo largo de la historia.
En el hombre moderno, los órganos de percepción del mundo suprasensible se han atrofiado. Esto es parte del precio que hemos tenido que pagar por la evolución de la mente analítica. Mientras el ser humano estuvo vinculado con la Naturaleza podía descifrar perfectamente sus mensajes. El viento, los árboles, los animales y la lluvia nos hablaban todo el tiempo. Hoy siguen haciéndolo, pero hemos olvidado su lenguaje. El desarrollo tecnológico ha traído consigo un aislamiento del ser humano, una separación de la Naturaleza y de los otros seres que habitan en ella.
Es hora de que el Ser Humano recapacite y despierte, no podemos caer en la arrogancia y el egoísmo de pensar que somos los únicos y los más importantes e inteligentes; las plantas, los animales, todos los seres visibles y no visibles para el ojo físico, formamos UN TODO, todos somos IGUAL de importantes y si dañamos a otro ser, nos estamos dañando a nosotros mismos. Porque todos somos parte de un mismo Universo y de una misma energía. De hecho hay seres mucho, pero mucho más inteligentes y evolucionados que el ser humano.
Espero que este post te haya gustado y te haya hecho reflexionar. Llegó la hora y el momento de "desperar" :)
Evelyn
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